Publicado: 17 de octubre de 2023 - Última actualización: 27 de diciembre de 2023
La Universidad de la República (Udelar) reafirmó públicamente la declaración aprobada por su Consejo Directivo Central (CDC) el pasado 5 de setiembre, «ratificando su intención de construir una institución universitaria que combata todas las formas de racismo y discriminación sistemática». Este es «un nuevo puerto» del que partir para construir políticas institucionales consistentes en contra del racismo en la Universidad, afirmó el rector Rodrigo Arim.
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La actividad se realizó el 12 de octubre, organizada por el Área Social y Artística de la Udelar, el Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos y la Facultad de Artes. Contó con la participación de autoridades universitarias, representantes de Naciones Unidas y del Ministerio de Educación de Brasil, académicos, académicas y representantes de la sociedad civil.
Al abrir el evento, Arim agradeció a los colectivos «que desde su activismo académico universitario nos condujeron a este puerto». Señaló que se podría considerar que en las normas que rigen a la Universidad «está implícita y no es necesario explicitar la búsqueda de la equidad y de la igualdad como un valor supremo» y como un aporte a esta búsqueda por parte de la sociedad uruguaya. Sin embargo, esa posición implica pasividad ante las brechas estructurales de desigualdad persistentes, como las raciales; «que la Udelar tome la decisión de presentarse y reconocerse como una universidad antirracista presupone una posición normativamente activa», puntualizó.
En el plano del compromiso, esta declaración introduce una orientación sustantiva a los instrumentos de política de la Udelar, indicó el rector. «Este es un nuevo puerto, de aquí tenemos que partir para construir políticas institucionales que sean consistentes con esta declaración y ser capaces de aplicar el análisis crítico a los arreglos sociales, a la perseverancia de mecanismos de exclusión racial que existen en todos los ámbitos, también en la Udelar». Finalmente reafirmó el compromiso desde el Rectorado de ir avanzando en forma sistemática y decidida para combatir el racismo en la institución.
El profesor Julio Pereyra, coordinador del Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos, agradeció a todos las personas que han trabajado para llegar a este logro. Agradeció la confianza en dicho Colectivo para llevar adelante estos temas y esta iniciativa, que finalmente fue impulsada por el ASA y por la Facultad de Artes. Afirmó que «es histórico que la Universidad haga este acto público y no que esto pase como un punto más tratado en el CDC, que sea un evento donde la comunidad afro y no afro esté colmando hoy la Sala Maggiolo».
«Esto no surge de la nada, forma parte de una larga lucha de la que acá hay algunos representantes», señaló. Declaró su emoción al verles en el acto porque «nunca pensamos en que íbamos a llegar a una instancia como esta». Valoró también la presencia de familiares, muchos de los cuales incluso «ni siquiera sabían que existía esta sala y es la primera vez que están en este lugar donde los universitarios tomamos decisiones». Finalmente celebró que el cogobierno universitario haya aprobado esta declaración por unanimidad.
Por su parte Giane Vargas, directora de Políticas de Educación Étnico Racial y Educación Escolar Quilombola del Ministerio de Educación de Brasil, también destacó la emoción que se compartía en la sala y expresó que «es un honor estar aquí en un momento de consagración, reconocimiento y celebración de un grandioso proyecto de sociedad, la que deseamos, una sociedad antirracista». Se refirió al trabajo que realiza su Dirección, la cual se enmarca en la Secretaría de Educación Continua, Alfabetización de jóvenes y adultos, Diversidad e Inclusión. Esta fue desmantelada a lo largo de los últimos seis años y en el actual período de gobierno se trabaja para rediseñarla «con mucha fuerza y compromiso» para lograr una política de educación con equidad, indicó. Mencionó varios programas específicos que la entidad lleva adelante para promover la inclusión racial en la educación superior de grado y posgrado, y en la producción cultural. Estos involucran diferentes universidades y también al principal organismo evaluador y financiador de Brasil en este ámbito, CAPES [Coordinación de la formación del personal de nivel superior].
Vargas felicitó a la Udelar y a toda la comunidad académica por esta iniciativa y expresó su deseo de que este reconocimiento dé lugar «a políticas efectivas de inclusión, de reparación y de acceso de las poblaciones que aún se encuentran al margen de la sociedad y que con esta acción y lo que de ella vendrá pueden y deben propiciar la movilidad social, la transformación de muchas vidas para un lugar mejor».
El decano de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, Jorge Xavier, expresó que «es un privilegio representar al ASA participando en esta instancia». Señaló que todos y todas tenemos responsabilidad con las dificultades de acceso a la Universidad que tiene la población afrolatinoamericana y «una deuda histórica que de alguna manera con estos pasos estamos reconociendo». «Hoy estamos marcando un hito», aseguró. Reflexionó acerca de que «nuestras conductas están fuertemente impregnadas por el contexto estructural en el que crecimos y sin ser conscientes, incorporamos muchos micromachismos y microrracismos». Por eso, entiende que es necesario explicitarlos y hacerlos parte de una declaración porque esto ayuda «a reconocer nuestras acciones y omisiones y nos compromete hacia el futuro».
«No alcanza con no ser racista sino que debemos ser declaradamente antirracistas», es clave adoptar posturas activas en los diferentes ámbitos para combatir toda forma de racismo, afirmó. Considera que este tipo de declaraciones «nos ayuda a promover la diversidad, que es la mejor forma de promover el desarrollo humano y la construcción de ciudadanía». Además, afirmó que esta declaración se transforma en un imperativo moral y ético y una obligación para la Udelar, por eso expresó su compromiso para continuar cooperando en «la construcción efectivamente de una universidad antirracista».
Pablo Ruiz Hiebra, coordinador Residente en Uruguay de Naciones Unidas, recordó que la Agenda 2030 pone énfasis en que el esfuerzo de desarrollo de un país se construye por el principio de «no dejar a nadie atrás». Esto significa que es necesario integrar a los grupos de la sociedad que quedan rezagados de los procesos de desarrollo y para eso es muy importante tener información sobre ellos para poder medir si su situación mejora.
Señaló que en el caso uruguayo, «la situación de la población afrodescendiente es de marginación histórica», y desde la ONU impulsan que haya más información y más inversión para que esa situación se transforme. En este sentido, indicó que cualquier iniciativa de cualquier sector de la sociedad es importante, y «si viene de una institución como la Udelar es clave». «Somos conscientes de que no estamos donde quisiéramos estar», puntualizó. Además, sostuvo que se requiere un abordaje integral frente a la discriminacion de la población afro, que tiene siglos y se mantiene actualmente: «esta declaración de la Udelar tiene un valor simbólico importantísimo e implica un compromiso transformacional», afirmó, «que la principal institución formativa de este país adopte esta resolución es un ejemplo que nos ayudará a seguir promoviendo esa igualdad real y efectiva».
En tanto, la militante afrouruguaya y feminista Alicia Esquivel aseguró que en el contexto mundial actual «declararse antirracista es de orden». Considera que al hablar de la Universidad, hablamos «de desafíos, de debates, de transformación social, de investigación y de pensamiento crítico». Entiende que la institución tiene una función humanista y transformadora, un compromiso con y para la sociedad que contribuye a educar para que esta sea más justa y democrática. Expresó que su misión más importante es producir conocimiento y generar códigos culturales en un ámbito plural donde deben caber todas las posturas y argumentaciones, es «un semillero por excelencia para que los pueblos se transformen socialmente y evolucionen». «Por eso hoy aquí estamos, visionando la situación de la población africana y afrodescendiente», en un continente que sufre la mayor desigualdad social territorial del mundo, afirmó Esquivel. Además, entiende que la Universidad es el reflejo de la sociedad, de su crecimiento, de sus luchas de resistencia, de democracia y de equidad; sin embargo, no escapa a los flagelos negativos que están en ella «como el racismo estructural que nos transversaliza, que muta pero vive al igual que el sexismo patriarcal».
Asimismo, Esquivel consideró que el derecho a la educación es un derecho humano y que «sin educación estamos cercenando ciudadanía». Además, indicó que «no habrá una Universidad de calidad mientras que su población no refleje la multiculturalidad y la plurietnicidad de la sociedad». Actualmente, el 5% de los y las estudiantes de la Udelar, el 2.8% de los y las egresadas y el 1.5% de los y las docentes se auto perciben afrodescendientes, puntualizó. Estos datos reflejan un acceso limitado que mantiene la desigualdad reproducida por un sistema injusto con los grupos minoritarios, por lo que «la equidad cultural es el mejor complemento de la justicia social en la Universidad», apuntó.
«Que la Universidad se declare antirracista es defender los valores morales y los de justicia, de libertad, bienestar social y los derechos de la persona humana, tal como plantea su Ley Orgánica», señaló. De esta manera, se ratifica la intención de construir una Universidad que combata todas las formas de racismo y discriminación sistemática que han excluido históricamente a la colectividad afrouruguaya y así contribuir a asegurar una libertad real y una igualdad efectiva para esta población, aseguró, «pararse en el lugar del antirracismo es comenzar a laudar desde la Universidad la deuda histórica que el país tiene con nuestra colectividad».
La coordinadora de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la Udelar, Mariana Achugar, describió a este acto como un «evento histórico» y resaltó que esta declaración ocurre a 75 años de la Declaración internacional de los Derechos Humanos y también a 75 años de la instalación del sistema de apartheid en Sudáfrica. Es importante marcar «esta contradicción que existe en nuestra historia porque sigue existiendo todavía hoy», señaló, ya que «actualmente también tenemos estos impulsos por el reconocimiento de los derechos y la lucha por la igualdad, y al mismo tiempo vemos que el racismo crece y es todavía parte de nuestras culturas y de nuestras sociedades». Ante este momento histórico es políticamente necesario que surja esta la declaración porque refleja el «compromiso institucional de visibilizar relaciones de poder y jerarquía que se reproducen a nivel de la Universidad, con sus legados coloniales de privilegio y supremacía blanca», sostuvo.
Aseguró que esta declaración abre el horizonte de expectativa a una nueva institución y la posibilidad de construir «la Universidad que queremos». Esto significa realizar una transformación académica para la igualdad social obligatoria, indicó Achugar. También subrayó «la necesidad de que se reconozca la tradición intelectual afrolatinoamericana y que se busque la decolonialización del saber», es preciso que «el currículo y los referentes en los programas de estudio integren otros saberes, registren las contribuciones intelectuales de afrodescendientes y se creen posibilidades para la construcción de otros saberes desde epistemologías afrocentradas», afirmó.
Achugar considera que declararse antirracista significa también poder incorporar a la Universidad profesores y profesoras afrodescendientes y brindar así diversidad de miradas que enriquezcan a la comunidad académica con otras experiencias y perspectivas. Esta representación también contribuye a la retención y consolidación de un estudiantado afrodescendiente, indicó. Igualmente, subrayó la necesidad de que la Universidad salga a la comunidad a través de sus programas de extensión en diálogo con los colectivos afrodescendientes para así «visibilizar y transformar formas de discriminación y exclusión que son parte estructural».
Consideró que una pieza clave de esta transformación y del compromiso institucional tiene que ser la formación antirracista y la revisión de formas de racismo institucional que forman parte de la Universidad. En este sentido, es necesario diseñar políticas de igualdad e integradoras que contribuyan al cambio social, así como «aprender a relacionarnos de otra manera, reconocer los aportes de diversas miradas y formarnos en cómo sostener relaciones interétnicas que no reproduzcan visiones de supremacía europea, incorporando otras matrices epistémicas», señaló Achugar. La docente entiende que el desafío hoy es poner en práctica esta declaración a través de las funciones universitarias e incorporar una mirada interseccional que integre la perspectiva de género, de clase y de identidades racializadas en todos los niveles de la vida Universitaria, así como integrar esfuerzos que conecten a diferentes grupos que hasta ahora han estado fragmentados, para fortalecer este trabajo.