Publicado: 14 de marzo de 2022
La última mesa del Seminario Internacional Conmemorativo de los 30 años de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) se tituló «Futuros de la educación superior en el siglo XXI: ¿Qué senderos de transformación deberíamos recorrer? ¿Qué aspectos centrales deberían constituir una agenda para la universidad latinoamericana?».
En el seminario participaron en forma presencial más de 35 rectores provenientes de universidades miembro del grupo, y otros en forma virtual. El rector de la Udelar Rodrigo Arim calificó este evento como un festejo y a la vez una instancia de reflexión, donde entre otros temas relevantes se intercambió sobre los aprendizajes de la actividad en pandemia, las posibilidades de retorno a la presencialidad y a los programas de movilidad e intercambio de docentes, estudiantes y funcionarios entre las instituciones.
La mesa de cierre estuvo integrada por Arim y también por Hugo Juri, rector de la Universidad Nacional de Córdoba, Sandra Goulart de Almeida, rectora de la Universidad Federal de Minas Gerais y presidenta de la AUGM, Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, y Álvaro Maglia, ex secretario ejecutivo de AUGM.
Juri indicó que no hay certeza sobre cómo podrá ser la educación superior de aquí a cinco años, sin embargo, sí se puede hablar de un futuro a corto plazo. Como ejemplo de lo que AUGM puede hacer rápidamente, explicó que en el MERCOSUR pronto algunas carreras del área agropecuaria estarán integradas mediante el reconocimiento de créditos entre las diferentes facultades. Tanto en 2008 como en 2018 las universidades de AUGM «dijimos que tenemos que integrarnos», afirmó Juri, es necesario «hacer lo mismo que hacemos con las universidades europeas pero entre nosotros, trabajar en conjunto reconociéndonos» para cubrir así las distintas necesidades de formación que tienen las diferentes poblaciones, expresó.
Agregó que hoy es más fácil obtener diplomas ofrecidos por nuevas plataformas virtuales que operan a escala global y a partir de nuevas formas de acreditación de conocimientos; por tanto las universidades no tienen más el monopolio de la educación superior. Para Juri estas deberían cumplir dos roles: por una parte continuar con la práctica de las carreras tradicionales, fundamental para tener una construcción científica que ha sido muy valorada durante la pandemia. Pero «no podemos escaparle a la obligación de la educación para toda la vida», la reconversión laboral o la formación en oficios en convenio con empresas, expresó, hoy muchas personas de 40 años ingresan a las universidades porque para sus trabajos necesitan conocimientos de educación superior.
Juri afirmó que en Argentina las universidades están avanzando en el camino de integrar algunas carreras en el plano de la enseñanza virtual en ciertos trayectos, e incluso a la llegada de la pandemia lo hicieron muy rápidamente con los cursos teóricos de las carreras agropecuarias. Para ir en esta dirección, en AUGM «tenemos las herramientas, lo que no tenemos es el tiempo, porque si no lo hacemos nosotros lo harán otros». En su opinión no es posible descartar la virtualidad pues «los que eligen son los estudiantes y nosotros tenemos la responsabilidad tremenda de ahora en más, no solo de reconvertir el conocimiento de nuestros graduados sino de todos los trabajadores».
Para una integración efectiva que abarque el reconocimiento de carreras dentro de la región, las universidades de AUGM «tenemos todo», aseguró, no solo las herramientas y el reconocimiento social, sino también los docentes calificados, y «si nos juntamos tenemos nichos de excelencia en lo que se nos dé la gana». Nada hace falta, «sepamos que tenemos la autonomía para hacerlo», indicó. Las universidades públicas tienen una enorme responsabilidad, enfatizó, y especialmente el Grupo Montevideo conformado por grandes y prestigiosas instituciones, «democráticas, reformistas, orientadas a sus sociedades».
Goulart por su parte resaltó la importancia de este encuentro hacia las instancias de la próxima Conferencia Mundial de Educación Superior (CMES) y también de la evaluación posterior a esta conferencia que realizará la AUGM. Citó al pensador brasileño Darcy Ribeiro, quien señaló que la universidad es necesaria, «ninguna sociedad puede vivir sin universidades», estas son sustento del futuro de las naciones. Hablar del futuro de las universidades es hablar del futuro de nuestros países, afirmó Goulart.
Además, no es posible pensar en una educación superior que no sea «autónoma, con libertad de expresión, que sea al mismo tiempo de calidad, de referencia, inclusiva, con compromiso social, con relevancia y pertinencia para las sociedades de nuestros países», indicó. Los valores reafirmados por la AUGM en la Conferencia Regional de Educación Superior de 2018, que colocan a la educación como bien público social incompatible con una visión mercantilista, así como la concepción de una «educación superior para todos y a los largo de toda la vida», deben estar en el centro de lo que queremos para el futuro, expresó.
Este futuro requiere de un financiamiento continuo y sustentable, como parte de un proyecto de Estado que incluya a la educación, la ciencia y la tecnología, la cultura, agregó Goulart. Las universidades tienen como misión, más que formar estudiantes y trabajadores, actuar para formar ciudadanos y ciudadanas capaces de la reflexión crítica tan necesaria para el futuro de los países que queremos, señaló, y por ser crítica esta «deberá ser necesariamente una formación para la democracia». También abordar el conocimiento de manera cada vez más interdisciplinaria y ofrecer una formación orientada a la resolución de problemas, en la que siempre se integren enseñanza, investigación y extensión; agregó que la extensión «es la marca de las universidades latinoamericanas» y es necesario pensar las tres funciones articuladamente.
Goulart destacó la importancia de las humanidades, «tan atacadas y relegadas para la periferia de nuestras universidades». Respecto a la innovación tecnológica advirtió que es necesario pasar de un modelo de interacción que incluye al poder público, las universidades y las empresas, hacia un modelo de «quíntuple hélice» que integre también al medio ambiente y a la sociedad civil. La presidenta observó que las universidades de AUGM realizaron valiosos aportes en respuesta a la pandemia, atendiendo a la demanda de la sociedad. «Tenemos que pensar el futuro de nuestras universidades para que de aquí a 100 años nuestras sociedades continúen sabiendo que pueden contar con nosotros» cualquiera sea el desafío que se presente, afirmó.
Vivaldi participó en forma virtual. Se refirió a algunos aspectos que configuran el concepto de universidad latinoamericana. En primer lugar se destaca el rol que estas universidades jugaron en la construcción de las nuevas repúblicas. Agregó que «continuamente nuestras universidades hacen cosas que no hacen en otros lugares del mundo», mencionó ejemplos como la promoción de planes nacionales de salud o de conectividad.
Además, la universidad latinoamericana es mucho más receptiva y sensible, más metida en los conflictos de su sociedad, tal como se marca en la Reforma de Córdoba, señaló. «Asume protagonismo ante situaciones de injusticia en nuestros países», y como ejemplo mencionó una campaña de la década de 1940 por el voto de la mujer a cargo de la Federación chilena de inclusión femenina, la cual tenía su sede en la Universidad de Chile.
Se refirió al actual sistema de educación superior chileno, producto de una reforma que aplicó el neoliberalismo en forma extrema. En 1988 el gobierno de Pinochet justificó esta reforma señalando que «debe admitirse que la educación subvencionada será de calidad inferior», indicó Vivaldi. Repasó la evolución de varios indicadores sobre el funcionamiento de este sistema, entre ellos los del endeudamiento estudiantil; en tan solo diez años el número de estudiantes endeudados pasó de 291.000 a 722.000, destacó.
Vivaldi explicó que esta destrucción de la educación pública consiguió finalmente generar «una rabia enorme» en los jóvenes y sus familias, dando origen a movilizaciones estudiantiles masivas en 2017 y a un estallido social de enorme alcance en 2019. Destacó especialmente el efecto de la educación pública en la cohesión social, puesto que esta es capaz de integrar personas de muy diferentes orígenes, ideologías, credos religiosos, y las hacen sentir «ciudadanos de una misma nación».
Por su parte Arim ofreció un reconocimiento a Maglia, quien ocupó el cargo de secretario ejecutivo de AUGM hasta hace poco tiempo. Señaló que las universidades del grupo han reivindicado sus raíces en la Reforma de Córdoba de 1918, la cual dejó un marco normativo que hasta hoy identifica a las universidades latinoamericanas: un gobierno democrático, la democratización del acceso a la vida universitaria con un énfasis temprano en la gratuidad, el concepto de la autonomía universitaria, la fuerte interacción con los problemas sociales de la región, y también un compromiso con la construcción de una nación latinoamericana.
No obstante las universidades latinoamericanas y los sistemas universitarios han tenido derivas diversas y a veces divergentes, «todas nuestras historias están cargadas de crisis y de intervenciones autoritarias que producen caminos distintos», afirmó. Las instituciones tienen hoy morfologías y estructuras distintas, observó, y cuestionó si desde esta diversidad es posible ser «capaces de construir agendas comunes que trascienden lo declarativo y normativo», para así poner a la universidad pública latinoamericana al servicio del país a la vez que reivindica el bajo nivel de inversión pública en educación en nuestras regiones.
Nuestras sociedades requieren hoy más que nunca el conocimiento avanzado y su democratización como palanca para un desarrollo inclusivo, agregó Arim. Es necesario mirar la agenda de transformación bajo nuevas perspectivas «ante cambios muy importantes en la demanda perentoria por el acceso democrático a la vida universitaria». Esta convive con la necesidad de desarrollar una plataforma de investigación y creación cultural endógena conectada con el mundo, en una sociedad donde persisten las desigualdades.
A esto se agrega la existencia de una matriz productiva con bajos niveles de diversificación e industrialización que condiciona las demandas del sector productivo para la formación superior. «Creo que las universidades no deben pensar en función de las demandas de la vocación productiva de las regiones, sino que tienen que pensar en construir capacidades para cambiar esa vocación productiva», señaló Arim.
También nos encontramos con inestabilidades políticas y sociales, con resortes autoritarios y recorte de libertades en América Latina que afectan a la planificación de las universidades. En este sentido observó que hoy la región enfrenta una disyuntiva que no estaba presente cuando se creó la AUGM: por una parte la matrícula universitaria crece a ritmos que hacen alcanzar niveles cercanos a la universalización en el acceso en algunos países, y al mismo tiempo tenemos sistemas científicos que han demostrado ser competentes, pero que «son frágiles». Las universidades corren riesgos «al intentar hacer dialogar ambas agendas», y uno es la estratificación de los sistemas universitarios.
«Tenemos que hacernos cargo de la demanda de democratización de acceso al conocimiento avanzado», agregó, por eso los gobiernos deben entender a sus universidades públicas como un sistema y aportar recursos para ese proceso de democratización.
Al cierre de la actividad, Maglia agradeció el reconocimiento a su trabajo y los aprendizajes que tuvo durante sus años al frente de la Secretaría Ejecutiva de AUGM. Reconoció que a las instituciones del grupo les cuesta «pasar del acuerdo a la acción». Dijo que debe estar claro que hacia la próxima CMES «la meta es la educación superior de calidad para todos a lo largo de toda la vida», y de este objetivo se desprende que la educación no puede ser un bien de consumo. Tampoco es posible alcanzar esa meta si esa educación superior «no es diversa, no incluye al conjunto de nuestras sociedades, no dialoga con ellas».
La educación superior es un motor para el desarrollo de los países y regiones, por tanto no podemos pensar que no sea una inversión de los estados, afirmó, la necesitamos, junto con la ciencia, la tecnología, la innovación. Agregó que AUGM «es un ámbito plural, de diversidad y convergencia, de debate y de propuesta, y la educación superior tiene que ser todo eso».
El seminario concluyó con la lectura de una declaración preliminar elaborada en el Consejo Extraordinario de rectores y rectoras que sesionó el 10 de marzo.
FUENTE: https://udelar.edu.uy/